“El período agrícola nos trajo cosas muy importantes, pero el suelo no aguanta”
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12 mayo, 2016Joaquín Ponce de León cumplió 50 años como Ingeniero Agrónomo. Se formó en ganadería, pero su especialidad es la agricultura. En entrevista con VERDE, detalló la evolución de la agronomía, analizando su pasado y presente, y proyectando el futuro. Señala que se debe sembrar solo en el área estrictamente agrícola y dedicarse a aumentar la producción ganadera de una forma más intensiva
«Así como la mayoría de la población no sabe que el país vive del campo, la mayoría de los políticos tampoco lo sabe»
– ¿Cómo transcurrieron estos 50 años en la profesión?
Vi muchas cosas. Problemas muy reales que tiraron la agricultura al suelo, que a veces fueron climáticos, otros económicos, pero la constante es que siempre hay un resurgimiento. Venimos mal acostumbrados a los años pasados, con precios agrícolas que permitieron hacer cualquier barbaridad y tener rentabilidad. Por ejemplo se hizo agricultura en lugares que tienen serias limitaciones para la actividad. Tenemos que volver a acostumbrarnos a lo de antes, en esas zonas se tiene que dejar de hacer agricultura y de hecho eso ya está ocurriendo.
– ¿A qué zona se refiere?
En todas las zonas hay tierras agrícolas. En mi opinión de los mejores suelos que hay en Uruguay están en Valle Fuentes, Lavalleja, pero es una zona muy chica. En el Uruguay que no es agrícola hay zonas que son muy buenas, pero son menores y están metidas dentro de otras que no son agrícolas. No es que sea todo malo, pero lo bueno es menor. Son zonas de Durazno, Tacuarembó y de otros departamentos del norte, que tienen suelos poco profundos. Allí no se debería hacer agricultura.
– ¿Allí no se puede hacer ningún tipo de agricultura o sí se puede hacer algo menos intensivo?
En muchos de esos lugares se puede hacer agricultura pero con severas medidas de rotaciones con pasturas. Además son campos con gran superficie no agrícola y pequeñas superficies que sí lo son. Hay que determinar cuáles son esas superficies y ahí hacer agricultura, principalmente cuando hay buenos precios o perspectivas de comercialización, pero rotando con pasturas, aprovechándola para mejorar la producción de carne.
– ¿Cómo se imagina esa pastura?
Puede haber una pastura que se inserte en un sistema productivo que genere muy buenos números para la empresa como los que hubo en los últimos años para la agricultura. Están los ejemplos de los sistemas que tiene implementados Elena Patrón, que generan entre 800 y 1.200 kilos de carne por hectárea. Eso es con manejo de pasturas. La clave es darle de comer a las pasturas. Estamos acostumbrados a manejar distinto a las pasturas respecto a los cultivos. Tenemos que empezar a manejarlas de acuerdo a los rendimientos que pueden dar y así responden.
– ¿En qué zonas deberían estar esas pasturas?
En todos lados. Siempre pensé que no estamos aptos ni desde el punto de vista del suelo o climático para hacer una agricultura continua. Tendríamos que volver a lo antiguo,
a mejorar los suelos con la utilización de las pasturas y que rindan lo que tienen que rendir. Es la forma de seguir económicamente activo y no solo exigir. Es muy importante la biología y microbiología del suelo. Es impresionante los microbios que se pierden en el suelo por un año de agricultura, y eso se puede regenerar en la medida que hagamos ganadería en ese mismo campo. Es muy notable cuando se quema una pradera para realizar un cultivo, cómo con menos nitrógeno o quizá con menos fósforo se pueden obtener rendimientos muy buenos. En definitiva es una forma de aumentar los rendimientos.
– ¿Hay zonas de Uruguay donde se puede hacer agricultura continua según su opinión?
Puede ser, pero no la conozco.
– ¿Cómo se hace para rotar con pasturas cuando el 70% de la agricultura se hace en campos arrendados?
Tiene que haber un compromiso con los dueños de los campos. Trabajar ellos o hacer trabajar a quienes les arriendan, de una forma más sustentable, no solo desde el punto de vista económico sino desde el punto de vista del suelo. Antes se arrendaba mucho campo en medianería, de acuerdo a lo que rendía se pagaba. Pero ese campo entraba en rotación en determinado momento y al dueño le dejaban hecha una pradera que la utilizaba o él mismo hacía su pradera. Es mucho más cómodo que alguien arriende el campo y pague una cantidad fija para hacer agricultura, pero hay que eliminar esa comodidad.
«Hay quienes dejan de fertilizar con la baja de los precios y ese es un gran error»
– ¿Y de esa forma se pueden mantener los niveles de productividad de soja y trigo?
El año pasado la exportación de soja superó a la de carne en dólares. Propongo bajar el área agrícola, hacerla solo en las áreas correctas y con la secuencia de cultivo-pradera
que corresponde; y por otra parte aumentar la producción de carne, porque Uruguay siempre vivió de la producción de carne y sus productos. Una de las alternativas es disminuir la producción agrícola, disminuyendo el ingreso del país en materia de exportación de ese rubro, y por otro lado se aumenta la producción ganadera, incrementando el ingreso de divisas con la producción de carne.
– ¿El sistema está preparado para eso?
Sí. De repente los que no están preparados aún son los jóvenes. Pero las bases están. Al técnico joven en general le gusta hacer cosas nuevas, experimentar, y es importante que se involucre.
– En ese caso la ganadería demandará mucha mano de obra.
El que se subió arriba de un mosquito en un principio no sabía lo que era y aprendió la tarea. De repente no tiene que subirse a un caballo sino a un cuatriciclo, haciendo las cosas de otra forma. Necesitamos de otro cambio. Así como la mayoría de la población no sabe que el país vive del campo, la mayoría de los políticos tampoco lo sabe. Un cuatriciclo para el campo vale como un artículo de lujo. Los políticos cuando van a Punta del Este los ven en las dunas y piensan que es un artículo de lujo, pero no saben la utilidad que tiene en el campo. Yo estuve en Nueva Zelanda, allí el que elabora el presupuesto del país es el Ministro de Agricultura. El Ministro de Economía es el que lo administra, eso es inteligencia.
– ¿Cuánto podría mejorar la productividad en soja con ese planteo que usted hace?
No sé si mejoraría la productividad. La mejora de la productividad vendría por el lado de las gramíneas, que son las que más necesitan nitrógeno, pero de todos modos puede haber un aumento general de la productividad, no de un cultivo específico. Probablemente en soja, debido a una rotación un poco más larga, la productividad también mejore.
– ¿Y qué área agrícola se imagina con ese sistema?
No tengo idea. Lo importante es que el productor genere ganancias, o sea que no produzca a pérdida. Hay instituciones como el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca
(MGAP) y las de investigación que deben tener ideas mucho mejores. Es un tema que debe estar planteado a nivel político.
– ¿Cómo ve actualmente el manejo de los cultivos?
Mejoró mucho, sobre todo en los aspectos sanitarios. Además hubo otras mejoras como las densidades de siembra. Antes eran en kilos por hectárea. El trigo se sembraba 100 kilos, la cebada 130 kilos, sin importar el tamaño de la semilla. Hoy la siembra se maneja con poblaciones, incluyendo las forrajeras. Hubo una mejora en la calidad del manejo. Para eso fue fundamental el papel de la investigación.
– ¿Y cuánto falta?
Siempre falta porque vienen adelantos. Aún hay que ajustar mucho la fertilización, sobre todo de fósforo, potasio, nitrógeno y azufre.
– ¿Cómo ve a las tecnologías como la agricultura de precisión, por ejemplo?
Es uno de los avances que tiene que venir. Es difícil implementarlo en Uruguay por el tipo de suelos que tenemos, el mosaico es muy importante y en pequeñas áreas. Pero es algo que tiene que venir. No es fácil de implementar, hay que estudiarla bien. Ya hay empresas que la están implementando y haciendo experiencia.
– ¿Se imagina un país con fertilización variable?
Sí, claro. Sería el ideal. Cuando vienen este tipo de crisis de precios hay tres tipos de reacciones: no hacer granos donde no se debe, aumentar el rendimiento para compensar la baja de precios y disminuir los costos. No es fácil.
«Estamos acostumbrados a manejar distinto a las pasturas respecto a los cultivos»
– Hay que identificar con claridad qué es inversión y qué es gasto
Exacto. Se cometen muchos errores. Hay quienes dejan de fertilizar con la baja de los precios, y ese es un gran error. Hay campos que no precisan fertilización porque tienen
una buena base de fósforo o de potasio, y en esos campos se puede ahorrar, pero hay que aumentar el nitrógeno. La cuestión no es bajar el costo comprometiendo el resultado.
– ¿Cuál es la limitante de la agricultura uruguaya?
Los técnicos y productores.
– ¿Por qué?
Porque tenemos que abrir la cabeza y darnos cuenta que no es agricultura contra ganadería. Somos un país ganadero-agrícola no agrícola-ganadero. Tenemos que tratar de
amalgamarlas para potenciar ambas producciones.
– ¿Incidió la llegada de productores extranjeros que vinieron a hacer una o la otra?
Sí, y le erraron feo. Principalmente argentinos que creyeron que Uruguay era como Argentina, a muchos les fue muy mal y otros se adaptaron a la realidad uruguaya. El tema que irse a otro país para criar animales es distinto que contratar la maquinaria y que alguien se encargue del cultivo. Requiere más trabajo la ganadería. En Facultad de Agronomía hice la orientación ganadera y no tuvimos profesor de Cereales e industriales. Pero de ganadería no sé nada. Me fui formando en agricultura porque trabajaba en la Dirección de Abastecimiento Agropecuario, en el Servicio Oficial de Semillas, y allí me enamoré de las plantas. Hay que tener esa flexibilidad. Como me encantan las plantas y son la base de la producción ganadera, entonces me encanta la ganadería. Aprendí algo de agricultura porque miré, estudié y experimenté. Les digo a los muchachos que tienen que hacer lo que les gusta.